Desde que el Congreso aprobó la Declaración de la Independencia de Estados Unidos respecto a Gran Bretaña, el 4 de julio de 1776, la celebración de la fiesta nacional ha crecido hasta convertirse en una mezcla de pasión patriótica —que por otro lado es habitual en la vida diaria estadounidense— que incluye el despliegue desaforado de fuegos artificiales, banderitas de barras y estrellas y concursos comunitarios de comilonas.
A veces la geopolítica interrumpe el barullo.
Ejemplo: China, el lugar donde se inventó la pólvora, es el mayor productor y exportador de fuegos artificiales del mundo. En cifras de hace cuatro años, Estados Unidos importó $232,3 millones en fuegos artificiales del gigante asiático. El otro icono de esta celebración patria es la bandera.
Y precisamente las banderitas “Made in China” metieron en su día en un problema de imagen al fallido candidato presidencial republicano, Mitt Romney, al descubrirse que las usó generosamente en sus eventos de campaña.
No obstante, la industria de las banderitas —de las que China ha penetrado el Mercado estadounidense por poco más de $3 millones— se ha quedado en manos de empresas estadounidenses que facturan por encima de los $300 millones anuales. Faltaría más.
El símbolo de las barras y las estrellas ondeó por primera vez, como hoy la conocemos, el 4 de julio de 1960, cuando Hawai obtuvo el carácter de estado y la bandera tuvo 50 estrellas.
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Dieciséis años después, en el bicentenario de la independencia en 1976, serían 10.471 banderas las que ondearían sobre el Capitolio de Washington, marcando el récord de la mayor cantidad de enseñas desplegadas juntas, y en 1992, la bandera volaba en el espacio, con los siete astronautas del transbordador Columbia cantando “feliz cumpleaños” a Estados Unidos fuera de la atmósfera terrestre.
Dos momentos que ensombrecieron la celebración del 4 de julio: la epidemia de cólera en Nueva York en 1832, y la fiesta de 1980, convertida casi en vigilia por los 52 estadounidenses retenidos como rehenes en Irán. Tres presidentes estadounidenses murieron un 4 de julio: John Adams y Thomas Jefferson el de 1826, y James Monroe el de 1831. El presidente James Garfield murió en septiembre de 1881 por los disparos recibidos el 2 de julio que provocó la prohibición de los fuegos artificiales ese año.
El país ha pasado de las 13 colonias iniciales, con una población estimada en 2,5 millones de habitantes, a ser una potencia mundial de más de 323 millones donde el 17% de la población es hispana y donde el español es la segunda lengua de facto del país.
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Además, cifras del Censo indican que en 40 años, la población hispana alcanzará los 119 millones de habitantes oon un 28% de la población total.
Sin embargo, parece que la manera de festejar el paso de los años, desde aquel 4 de julio de 1776 en que EEUU logró la independencia de la corona británica, ha variado muy poco: ya a finales del siglo XVIII comenzó la tradición de las barbacoas, los desfiles, los “picnic” y los fuegos artificiales.
Share this articleShareLos tiempos modernos han traído emblemáticas transmisiones televisivas y competiciones comunitarias tan divertidas como sorprendentes: concursos para ver quién come más rápido decenas de sandías, o quién engulle con más habilidad complicados “hot dogs”.
■ Lecciones patrióticas, símbolos y ciudadanía
Alrededor del 4 de julio es cuando las ceremonias de ciudadanía —naturalización, como se les conoce en este país— cobran si cabe un simbolismo especial. Además, la página web del Gobierno federal en español, gobierno.usa.gov, promociona información para que los hispanounidenses entiendan la filosofía de los símbolos.
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El 29 de junio publicaban una "Guía para colocar correctamente la bandera de Estados Unidos". Éstas son cinco pautas: 1. La bandera se puede exhibir desde el amanecer hasta la puesta del sol. Si queda izada en la oscuridad, deberá estar iluminada. 2. En un mástil, el cuadrado azul con las estrellas blancas debe llegar hasta la punta a menos que la bandera esté a media asta. Cuando la bandera esté suspendida de una cuerda que va desde una vivienda a un poste en la acera, extiéndala desde el edificio con la zona azul de las estrellas hacia adelante. 3.Sobre una superficie plana, la zona azul con las estrellas deberá ubicarse en la parte superior izquierda. 4. En la oficina: suspenda la bandera verticalmente en el vestíbulo con el cuadrado azul hacia la izquierda del observador que entra al edificio. Si el edificio tiene más de una entrada principal, la bandera debe colgarse verticalmente cerca del centro del pasillo o vestíbulo con el área azul hacia el norte cuando las entradas están ubicadas al este y oeste, o hacia el este cuando las entradas están al norte y sur. Si hay entradas en más de dos direcciones, el cuadrado azul con las estrellas debe estar hacia el este. 5. En un vehículo o bote: fije el asta firmemente en el lado derecho del vehículo. No ubique la bandera sobre el capó, la parte superior, los lados o la parte posterior de su vehículo o bote.
Recientemente, en el Smithsonian’s National Museum of American History en el Mall de Washington tuvo lugar una emocionante ceremonia de ciudadanía y la entrega de un galardón al fundador de Amazon, Jeff Bezos —quien es dueño de The Washington Post y El Tiempo Latino. Cuando el director del Servicio de Inmigración y Ciudadanía (USCIS), León Rodríguez tomó la palabra se refirió tanto a su pasado personal como al del otro funcionario que presidía junto a él la ceremonia de naturalización de nuevos ciudadanos, el vicesecretario del departamento de Seguridad Nacional Alejandro Mayorkas. “Los dos somos hijos de inmigrantes cubanos y nietos de refugiados judíos de Europa y la historia de la inmigración en Estados Unidos es personal para nosotros”, dijo Rodríguez y añadió que celebraban también el éxito de otra familia inmigrante, también cubana, la familia Bezos.
Por su parte, Mayorkas les recordó a los nuevos ciudadanos que lo que hace a Estados Unidos excepcional “es nuestra diversidad y nuestros valores compartidos”.
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“Es la oportunidad de ser lo que somos en libertad, pero más importante, lo que podemos llegar a ser”, expresó Mayorkas y dijo que los inmigrantes entienden como nadie esa promesa.
Y cuando el secretario Skorton le entregó la medalla James Smithson Bicentennial a Bezos volvió a salir la conexión inmigrante: “Mi padre vino de Rusia y tuvo que pasar dos años en Cuba antes de poder llegar a Estados Unidos”, dijo Skorton quien felicitó al Gobierno por su política de acercamiento a la isla antillana después de 50 años de aislamiento. Recordó Skorton el gran beneficio que representa la inmigración para el país diciendo que más del 40 por ciento de las empresas del Fortune 500 en 2010 habían sido fundadas por inmigrantes recientes o por sus hijos.
Cuando Bezos tomó la palabra lo hizo con emoción contenida, con humildad. Contó la historia de su padre, Mike: “Un inmigrante cubano que llegó con 15 años como parte de la Operación Pedro Pan. No hablaba inglés. Estuvo en un campo para refiugiados en Florida y luego fue enviado a Delaware. No lo tuvo fácil. Pero tenía una gran determinación e hizo cosas sorprendentes”. Como hará cada uno de ustedes, “ciudadanos por elección”, dijo Bezos.
Eventos como el del Smithsonian encarnan este párrafo de la Declaración de la Independencia: “Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad”.
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